El fuego siempre ha sido un elemento imprescindible en cualquier ritual no solamente esotérico, sino también religioso. No es un elemento destructor, como muchos piensan, sino que representa la creatividad, la pasión, el principio de las cosas y el entusiasmo ante las empresas y misiones difíciles que acometemos en nuestras vidas.
Desde tiempos ancestrales el hombre ha pasado mucho tiempo observando el fuego, y algunos han logrado vislumbrar acontecimientos pasados, presentes e incluso futuros en sus llamas.
La velomancia es una técnica adivinatoria en la que el vidente se concentrará en observar la llama y la cera que cae de una vela, que encenderá haciendo una pregunta concreta, para que el universo responda a través de este canal energético.
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